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Cristo, Es el cordero de Dios,¿Que significa esto?


En el Antiguo Testamento se nos describen diferentes tipos de sacrificios, entre éstos, los sacrificios de expiación de los pecados del pueblo, los cuales se hacían sacrificando un cordero.
Sucedió, entonces, que cuando Dios decidió liberar a su pueblo cautivo por los Egipcios, le ordenó a los Hebreos inmolar por familia un cordero “sin mancha, macho, de un año” (Ex. 12, 5), indicándoles marcar con la sangre del cordero sacrificado el dintel de la puerta para que el Angel exterminador los perdonara cuando esa noche viniera a herir a los primogénitos egipcios. Desde ese momento, la sangre del cordero tuvo para los israelitas valor redentor.


Es así como, ese primer Jueves Santo de la historia celebraba Jesucristo con sus Apóstoles la Pascua judía, es decir, la conmemoración de la liberación de Egipto. En esa Cena Pascual se comía –igual que aquella noche antes de salir de Egipto, un cordero sacrificado. Pero sucede algo imprevisto: Jesús, después de comer la cena pascual, sustituye al cordero pascual por Sí mismo. El se entrega como “verdadero Cordero Pascual”.


Él fue llevado como una oveja y muerto como un cordero; nos redimió de la seducción del mundo, como antaño de Egipto, y de la esclavitud del demonio, como antaño del poder del Faraón; selló nuestras almas con su Espíritu y los miembros de nuestro cuerpo con su sangre. Él, aceptando la muerte, sumergió en la derrota a Satanás, como Moisés al Faraón. Él castigó la iniquidad y la injusticia, del mismo modo que Moisés castigó a Egipto con la esterilidad.


Él nos ha hecho pasar de la esclavitud a la libertad, de las tinieblas a la luz, de la muerte a la vida, de la tiranía al reino eterno, y ha hecho de nosotros un sacerdocio nuevo, un pueblo elegido, eterno. Él es la Pascua de nuestra salvación. Es la nueva alianza El Cuerpo entregado y su Sangre derramada hacen de la muerte de Cristo un sacrificio singular: sacrificio de alianza, que sustituye la Antigua Alianza del Sinaí por esta Nueva Alianza, en la cual el Cordero es Cristo, y en la que no se derrama sangre de animales, sino ¡nada menos! que la del mismo Hijo de Dios.

¿Porque murio Cristo?

“Es necesario que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de hombres pecadores, y que sea crucificado, y resucite al tercer día.” (Lucas 24:7). Cristo muere en la cruz para cumplir la voluntad del Padre. Palabras del mismo Jesus al decir, que solo ha venido a cumplir la volundad de su Padre.


Era necesario su muerte para la salvacion de los hombres, no segun la teologia de la Iglesia no, pero por amor al hombre Dios lo quizo asi y lo planeo asi. Fue designio divino y no alcanzamos a comprender sino solo en el amor es que nos centramos. Es Cristo el que viene al encuentro del hombre, el vino a difnificar al hombre caido por el pecado y vino abrirnos las puertas del cielo una vez mas y confirmarnos de nuestra finalidad y existencia.


Cristo muere en la cruz para darnos ejemplo de fe y de amor filial. El es el primero en tomar nuestro lugar y darse humamente y amar hasta el extremo , ho como decia la madre Teresa de Calcuta "Dar hasta que duela". Jesus nos amo hasta extremo y tal grado de dar su propia vida por nosotros, pues siendo inocente muere siendo culpable. Como dice la carta a los filipenses "Y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz" (Filipenses 2:8). "y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades" (Efesios 2:16).










La Cruz de Cristo, es la Señal del Cristiano

La cruz es el símbolo del cristiano, que nos enseña cuál es nuestra auténtica vocación como seres humanos. Unos afirman que es un símbolo maldito; otros que no hubo tal cruz, sino que era un palo; para muchos el Cristo de la cruz es un Cristo impotente; hay quien enseña que Cristo no murió en la cruz. La cruz es símbolo de humillación, derrota y muerte para todos aquellos que ignoran el poder de Cristo para cambiar la humillación en exaltación, la derrota en victoria, la muerte en vida y la cruz en camino hacia la luz.

Jesús murió crucificado, y su cruz, juntamente con su sufrimiento, su sangre y su muerte, fueron el instrumento de salvación para todos nosotros. La cruz no es una vergüenza, sino un símbolo de gloria, primero para Cristo, y luego para los cristianos. «Nosotros predicamos a Cristo crucificado, escándalo para los judíos y locura para los paganos» (1Cor. 1, 23). Con estas palabras, el apóstol Pablo expresa el rechazo espontáneo de todo hombre frente a la cruz.

Buen cristiano es el discípulo de Cristo, que cree su doctrina y la practica. La señal del cristiano es la santa Cruz porque en ella murió Jesucristo Nuestro Señor para redimir a todos los hombres. Hacemos la señal de la Cruz para manifestar que somos cristianos, y para pedir a Jesucristo que nos ayude a ser buenos y nos libre de peligros.

La señal del cristiano sigue siendo la cruz, o, en otras palabras, el amor a los demás hasta el extremo de entregar la vida por ellos. Se configura así un cristianismo que está lejos de ser “light”. «Se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte y ¡muerte de cruz!» (Fil 2,8) Desde ese momento no se pudo separar el anuncio de Cristo del anuncio de la cruz, como lo asegura San Pablo: «Nosotros predicamos a un Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los gentiles; mas para los llamados, lo mismo judíos que griegos, un Cristo, fuerza de Dios y sabiduría de Dios» (1Cor 1,23-24). Y la cruz, que nos recuerda ese acto supremo de amor, pasó a ser objeto de gloria: «¡Lejos de mí gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo!» (Gal 6,14). Así adquiere sentido la sentencia de Jesús: «El que no tome su cruz y venga tras de mí, no puede ser discípulo mío» (Lc 14,27).

La Cruz de Cristo, ¿Porque? ¿Que sentido tiene?

La cruz es el símbolo del cristiano, que nos enseña cuál es nuestra auténtica vocación como seres humanos. Nos recuerda el Amor Divino "Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que todo el que crea en Él no perezca sino que tenga vida eterna". (Jn 3, 16). Pero ¿cómo lo entregó? ¿No fue acaso en la cruz? La cruz es el recuerdo de tanto amor del Padre hacia nosotros y del amor mayor de Cristo, quien dio la vida por sus amigos (Jn 15, 13). El demonio odia la cruz, porque nos recuerda el amor infinito de Jesús. Lee: Gálatas 2, 20.
La cruz es signo de reconciliación con Dios, con nosotros mismos, con los humanos y con todo el orden de la creación en medio de un mundo marcado por la ruptura y la falta de comunión. La señal del cristiano, Cristo, tiene muchos falsos seguidores que lo buscan sólo por sus milagros. Pero Él no se deja engañar, (Jn 6, 64); por eso advirtió: "El que no toma su cruz y me sigue no es digno de mí" (Mt 7, 13).

Hoy hay muchos católicos que, como los discípulos de Emaús, se van de la Iglesia porque creen que la cruz es derrota. A todos ellos Jesús les sale al encuentro y les dice: ¿No era necesario que el Cristo padeciera eso y entrara así en su gloria? (Lucas 24, 25-26). La cruz es pues el camino a la gloria, el camino a la luz. El que rechaza la cruz no sigue a Jesús. ( Mateo 16, 24 )

La señal de la cruz es un signo, un sacramental, por el cual manifestamos nuestra fe que Cristo nos redimió por Su Cruz. Como todo signo, vale en cuanto se hace como expresión auténtica del corazón. Al señalarnos con la cruz decimos "En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo".

Cristo cabeza de la iglesia, Los doce apostoles como los primeros envidos por Cristo


"Al llegar Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos: ¿Quien dice la gente que es el Hijo del hombre? Ellos dijeron: Unos, que Juan Bautista; otros que Elías; otros, que Jeremías o uno de los profetas. El les dijo: Vosotros, ¿quien decís que soy yo? Tomando la palabra Simón, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo. Jesús le respondió: Bien aventurado eres, Simón, hijo de Juan, porque no te lo ha revelado la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Yo te digo que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. Te daré las llaves del reino de los cielos, y lo que atares en la tierra será atado en los cielos, y lo que desatares en la tierra, será desatado en los cielos" Evangelio de San Mateo (16, 13-20).


En este texto basamos le edificación de la iglesia, no solo poniendo y asumiendo a una persona como cabeza de ella, como el jerarca de la iglesia católica, si no asu vez nos da la estructura de la iglesia y su facultad que es Cristo, dando el poder a los apóstoles dejando a uno de ellos a Pedro como la cabeza de su iglesia. Es por eso, que la iglesia tiene todo el poder que le viene y fue dado por Jesucristo en Pedro y trasmitido a sus discípulos.



Es la iglesia cristiana católica la única encomendada y que viene de Cristo de velar y vigilar la fe y la doctrina enseñada por el mismos Cristo a sus apóstoles que fueron los que fundaron y atraves de su fe y sus enseñanzas vividas con el maestro nos trasmitieron a todos nosotros lo que hoy sabemos de El.


Es la misma fe la que profesamos en la actualidad que la profesaron hace mas de dos mil años los apóstoles. Es por eso, que debemos de sentirnos y a la ves de valorar a la iglesia que pertenecemos y profesar nuestra fe con todo el orgullo de que somos seguidores de Cristo.


¡Y el verbo se hizo carne! Jesucristo es verdadero Dios

Juan 1:14-18
Aquel que es la Palabra se hizo hombre y vivió entre nosotros, lleno de amor y verdad. Y hemos visto su gloria, la gloria que como Hijo único recibió del Padre. Juan dio testimonio de él, diciendo: “Este es aquel a quien yo me refería cuando dije que el que viene después de mí es más importante que yo, porque existía antes que yo.” De sus grandes riquezas, todos hemos recibido bendición tras bendición. La ley fue dada por medio de Moisés; el amor y la verdad se han hecho realidad por medio de Jesucristo. Nadie ha visto jamás a Dios; el Hijo único, que es Dios y que vive en íntima comunión con el Padre, es quien nos lo ha dado a conocer.

Posiblemente para nosotros es difícil entender como Jesús podía ser Dios y hombre al mismo tiempo, pero esto es lo que Juan dijo. Es algo que debemos aceptar por fe. Jesús vino a la tierra y caminó entre nosotros. Él experimentó dolor, sintió pesar y rechazo, y sintió el gozo de la amistad. Porque él ha sido uno de nosotros, él puede relacionarse con nosotros. Él no es un Dios distante; él entiende nuestras emociones. Él ha reído y llorado, él ha tenido hambre y sed, él ha estado cansado y solo. Lo esencial es esto: Él sabe lo que nos está pasando, porque las mismas cosas le pasaban a él. Una versión de la Biblia dice que “La palabra se encarnó, y se mudo al barrio.” Jesús todavía era Dios pero tomó la forma física de hombre, con todas nuestras debilidades y vulnerabilidad.

Juan sigue diciendo que Jesús era “lleno de amor y fidelidad inquebrantables.” Otra versión de la Biblia dice que él era lleno de gracia y verdad. De cualquier forma, vemos el corazón de Dios que está representado en Jesús, el Dios-hombre. Es como si Dios ha alcanzado a dentro de su mismo y nos dio su propio corazón cuando nos mandó a Jesús. Él nos enseñó quien era él y lo que es importante para él – no con poder y autoridad terrenal, pero amor, misericordia, y verdad.

El Verbo se encarnó para salvarnos reconciliándonos con Dios: "Dios nos amó y nos envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados" (1 Jn 4, 10)."El Padre envió a su Hijo para ser salvador del mundo" (1 Jn 4, 14). "El se manifestó para quitar los pecados" (1 Jn 3, 5)

Jesucristo es verdadero Dios y verdadero hombre en la unidad de su Persona divina; por esta razón él es el único Mediador entre Dios y los hombres.Jesucristo posee dos naturalezas, la divina y la humana, no confundidas, sino unidas en la única Persona del Hijo de Dios. La encarnación es, pues, el misterio de la admirable unión de la naturaleza divina y de la naturaleza humana en la única Persona del Verbo.

Los Sacerdotes, ¿Quienes son para la Iglesia?

Los sacerdotes son hombres que colaboran directamente con el obispo en la tarea de cuidar el rebaño que Cristo les ha asignado. Cuando Cristo es elevado a la derecha del Padre, no abandona a su rebaño, sino que lo guarda por medio de los apóstoles bajo su constante protección y lo dirige también mediante estos mismos pastores que continúan hoy su obra. Estos pastores en nuestros días son los obispos y los sacerdotes o presbíteros.

El sacerdocio es un sacramento, instituido, es decir fundado por Cristo en la noche la Última Cena. Cuando estaba reunido con sus apóstoles tomó el pan y el vino para bendecirlos, dar gracias y después consagrarlos en su cuerpo y sangre, al decir las palabras “haced esto en memoria mía”, Cristo quiere prolongar su sacerdocio a través de todos los tiempos mediante unos hombres que Él elige.

Cristo Jesús es la presencia del Padre en el mundo. El ejerció Salvación de una vez y para siempre. Sin embargo, Él mismo quiso que su obra de salvación fuese continuada por otros hombres. Mediante el envío del Espíritu Santo en Pentecostés la obra de Cristo fue continuada por los apóstoles, quienes Cristo mismo llamó y eligió para que viviesen con Él y para enviarlos a predicar el Reino de Dios (cf. Mc 3, 13-19; Mt 10, 1-42); e instituyó a modo de colegio; es decir, de grupo estable, al frente del cual puso a Pedro, elegido de entre ellos mismos (confrontar Jn 21, 15-17), y envió primeramente a los hijos de Israel y después a todas las gentes (Rm 1,16; cf. Mt 26, 18-20; Mc 16,15; Lc 24, 45-48; Jn 20, 21-23).

Los apóstoles, pues, predicando en todas partes el Evangelio (Mc 16,20), recibido por los oyentes bajo la acción del Espíritu Santo, congregan la Iglesia universal que el Señor fundó en los apóstoles y edificó sobre el bienaventurado Pedro, su cabeza, siendo el propio Cristo Jesús la piedra angular ( Apoc 21, 14; Mt 16,18; Ef 2,20).

Es cierto que los sacerdotes no tienen la costumbre del pontificado y dependen de los obispos en el ejercicio de su potestad; sin embargo, por la virtud del sacramento del orden han sido consagrados como verdaderos sacerdotes del Nuevo Testamento. De ahí la razón de su existencia dentro de la Iglesia como:

a) Continuadores de Cristo. El ministerio de los presbíteros por estar unidos con el Orden episcopal de la autoridad con que Cristo mismo edifica, santifica y gobierna su cuerpo.

b) Colaboradores de los obispos. Los presbíteros, próvidos cooperadores del Orden episcopal y ayuda e instrumento suyo, llamados para servir al Pueblo de Dios, forman, junto con su obispo, un solo presbítero, dedicado a diversas ocupaciones.

c) Presidentes de las iglesias locales. Ellos, bajo la autoridad del obispo, santifican y rigen la porción de la grey del Señor a ellos encomendada, hacen visible en cada lugar a la Iglesia universal y prestan eficaz a la edificación de todo el Cuerpo de Cristo (Ef 4,12)

¿Quien es el Papa? Cabeza de la iglesia, instituida por Cristo


El Papa es Obispo de Roma, Vicario de Jesucristo, Sucesor del Príncipe de los Apóstoles, Sumo Pontífice de la Iglesia Universal, Patriarca de Occidente, Primado de Italia, Arzobispo y Metropolita de la provincia Romana, Soberano del Estado Vaticano, Siervo de los Siervos de Dios.El más importante es el último, el de los Siervos de los Siervos de Dios, que fue un título que fue acuñado por primera vez por el Papa San León Magno.


Cuando Jesucristo instituye su Iglesia, hizo de Simón Pedro, el rudo pescador del lago de Bethsaida en Galilea, la piedra de su Iglesia. Le entregó las llaves de ella y lo instituyó pastor del rebaño (Jn. 21, 15-17). El Papa no tiene otro oficio que el de ser depositario de las llaves de la Iglesia y pastor del gran rebaño que forma la Iglesia Católica. Él residió primero en Antioquia, después, de acuerdo a lo que dice el cronista del año 354, por 25 años residió en Roma en donde encontró el martirio en el año 64 o 67 de nuestra era. Muchos de sucesores han pagado con su sangre la fidelidad a esta sucesión. Desde esa época el Papa vive en Roma con excepción del período en que los Papas vivieron en la ciudad francesa de Avignon a finales del siglo XIV.


Jesucristo escogió doce hombres de su misma región y con ello constituyó un grupo estable. Estos fueron los miembros de la primera comunidad de discípulos a quienes Jesús se manifestó personalmente a quienes envío, mas tarde, por todo el mundo para predicar el Evangelio (Mc. 16,15). El testimonio de estos doce Apóstoles que afirman de Jesús: “ Le hemos visto y oído” (1 Jn. 1,1 Jn 1,3) es el gran tesoro sobre la vida del Salvador, sus hechos, sus enseñanzas, su pasión, su muerte y resurrección que nos llega por el Nuevo Testamento y por la Tradición viva de la misma Iglesia.


Entre aquéllos doce Apóstoles Jesús eligió a uno de ellos para que encabezara el grupo. Se llamó Simón, natural de Betsaida, pescador de profesión, a quién le cambió el nombre por el de Pedro, que significa piedra. A él y solo a él trató como cabeza de grupo, piedra angular y visible sobre la cuál el mismo Jesús edificó su Iglesia (Mt. 16,18). A Pedro le confió el cuidado de las ovejas y los pastores (Jn. 21,15-17), y le entregó “ las llaves”, símbolo universal de la autoridad (Mt.16,19).



¿Que es la iglesia? ¿Para que?

¿Qué sabemos de la Iglesia? Podemos informarnos a partir de lo que nos dicen los medios de comunicación. Algunos presentan una Iglesia en decadencia, una institución que está “en peligro de extinción”. Otros dejan hablar a los que critican a la Iglesia o al nuevo Papa, a los que querrían una Iglesia a su medida, a los que desearían que las mujeres católicas abortasen libremente... Otros sacan a la luz escándalos sin fin, como si la Iglesia fuese la sociedad más corrompida del planeta.
Otros, de un modo casi obsesivo, señalan con el dedo algunas páginas de su historia, no siempre estudiadas con justicia, para acusarla de enemiga de la humanidad, de la ciencia y del progreso: nos hablan de la Iglesia de la Inquisición, de la Iglesia que condenó a Galileo y que quemó a los herejes, de la Iglesia que organizó cruzadas y que discriminó a las mujeres...Si nos quedamos con estos datos, parecería que la Iglesia es una institución que debería desaparecer pronto... ¿Es así la Iglesia? Preguntemos a los de dentro, a los que la sirven, al próximo Papa, a los obispos, a los sacerdotes, a los religiosos, a los millones de bautizados de los cinco continentes.


La acepción más frecuente de la palabra iglesia(←ecclesia(latín)← ἐκκλησία [ekklēsía](griego), 'asamblea convocación' )? está referida al conjunto o congregación de los fieles cristianos, ya sea de modo total o particular. El término suele ser y no debe ser utilizado como un sinónimo de templo. Iglesia es referente a un cuerpo vivo mientras que templo es obra de las manos de los hombres.

Hechos, 19, 32; I Cor., 14,19, en estas citas biblicas encontramos referencias de los apostoles usar el termino iglesia, asamblea. Se emplea para designar a todos los que, desde el comienzo del mundo, han creído en el verdadero Dios, y han sido hechos hijos suyos por la gracia. La Iglesia ha sido prefigurada ya desde el origen del mundo y preparada maravillosamente en la historia del pueblo de Israel y en la Antigua Alianza, se constituyó en los últimos tiempos, se manifestó por la efusión del Espíritu y llegará gloriosamente a su plenitud al final de los siglos. El Señor Jesús comenzó su Iglesia con el anuncio de la Buena Nueva, es decir, de la llegada del Reino de Dios prometido desde hacía siglos en las Escrituras.

La Iglesia es el Reino de Cristo, presente ya en misterio. El Señor Jesús dotó a su comunidad de una estructura que permanecerá hasta la consumación del Reino. Los Doce, con Pedro a su Cabeza, (Cf. Mc 3,14-15) y los otros discípulos participan en la misión de Cristo, en su poder, y también en su suerte. La Iglesia ha nacido principalmente del don total de Cristo. El Concilio nos dice que: "El agua y la sangre que brotan del costado abierto de Jesús crucificado son signo de este comienzo y crecimiento"(Vaticano II, LG 3). Del costado de Cristo dormido en la cruz nació el sacramento admirable de toda la Iglesia.

¿Quien es Jesucristo?

Partiendo de la pregunta hecha por Jesús a sus discípulos sobre su persona: "Viniendo Jesús a la región de Cesárea de Filipo, preguntó a sus discípulos: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre? Ellos contestaron: Unos, que Juan el Bautista; otros, que Ellas; otros, que Jeremías u otro de los profetas. Y El les dijo: Y vosotros: ¿Quién decís que soy yo? Tomando la palabra Simón Pedro, dijo: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo". (Mt. 16, 13-16)


Ya se ve claro en la respuesta que dan los discípulos a la pregunta del Maestro: Para unos es un personaje importante: Juan el Bautista, Elías, Jeremías u otro de los profetas. Nunca ha negado nadie -salvo algún fanático sectario- que Jesús ha sido un hombre importante en la historia humana. Alguien con una personalidad capaz de arrastrar tras sí a la gente, no sólo en su tiempo, sino siempre. Lo que no todos son capaces de descubrir es la razón íntima por la que Jesús atrae.



La respuesta la da San Pedro cuando contesta: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo» Para ello hace falta -como Jesús le dice a Pedro- que lo revele el Padre eterno. Hace falta la fe, que es un don de Dios. No se puede entender a Jesucristo si no se cree que ese hombre, que llamamos Jesús de Nazaret, encierra en sí mismo un misterio: La Segunda Persona divina, el Verbo, sin dejar de ser Dios, se hizo hombre al asumir la naturaleza humana.

Ya sabemos que en la mentalidad del judaísmo de la época de Jesús se estaba esperando próximamente al Mesías. La mujer samaritana -que no era ninguna mujer culta- le dice a Jesús: sé que está para venir el Mesías. La profecía de Daniel y otras sobre el tiempo de la venida del Mesías coincidía aproximadamente con estos años.

En estas circunstancias aparece en Galilea Jesús de Nazaret. Juan el Bautista, que tenía un gran prestigio entre todos los judíos de su tiempo -hasta Herodes le escuchaba con gusto-, da testimonio a favor de Jesús. Le llama «el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo. Este es de quien yo dije: Detrás de mí viene un hombre que es más que yo, porque existía antes que yo Aquel sobre quien veas bajar el Espíritu y permanecer sobre él, ése es el que ha de bautizar en el Espíritu Santo. Y yo he visto y atestiguo que él es el Hijo de Dios» (Jn. 1, 30-34)

Comienza Jesús a predicar y su predicación está llena de misericordia para con todos. Su doctrina es una doctrina de perdón y compasión. Enseña que Dios ama a todos los hombres y que incluso los pecadores pueden alcanzar el amor de Dios, si se convierten. El pueblo piensa y dice de él, que «nunca nadie ha hablado como este hombre» (Jn. 7, 46) porque hablaba con autoridad, no como los escribas y fariseos. Y es el mismo Jesús quien en la sinagoga de Nazaret, después de leer una profecía de Isaías referente a los tiempos del Mesías, dice: «Hoy se cumple esta escritura que acabáis de oír» (Lc. 4, 21) Su doctrina va acompañada de abundantes milagros, movido por la compasión que sentía: sanar enfermedades, resucitar muertos, multiplicar la comida, etcétera.

A Jesús le seguía la masa del pueblo, compuesta en su mayoría por gente sencilla y humilde. Es verdad que también algunos personajes importantes le siguieron, y aunque al principio con miedo, luego no tuvieron reparo en confesarse amigos suyos a la hora de su muerte. Así fueron Nicodemo, José de Arimatea y otros. Estas gentes sencillas, que frecuentemente eran despreciadas por los orgullosos fariseos, ven con buenos ojos la doctrina de Jesús. Unos le seguían, efectivamente, movidos por su doctrina aunque no la entendían plenamente, como pasó con sus discípulos. Otros le seguían porque les daba de comer; otros porque hacía milagros. Autor: P. Enrique Cases

Los milagros, para los cristianos que son? Jesus y sus milagros


Milagros, ya San Agustin en su epoca lo mencionaba una definicion:

“Los milagros no se contradicen con las leyes de la naturaleza, sino con lo que sabemos sobre ellas.” (San Agustín, Doctor de la Iglesia)


un milagro es en sí un hecho sobrenatural en el cual se manifiesta el amor de Dios hacia los humanos y se demuestra su existencia, pero la única verdad es que la fe no necesita de milagros. Según las palabras de los Evangelios, el que cree no necesita ver.



Para que la iglesia considere que un hecho es milagroso, éste no debe tener una explicación científica. Cuando se le atribuye un milagro a una persona difunta, ésta puede llegar a ser beatificada y luego canonizada por el Vaticano. Un milagro se podría considerar también como una señal de que el Fin del mundo está cerca, o que Dios, la Virgen María, etc., están buscando maneras de comunicarse con los seres humanos en la Tierra.


Un milagro es un efecto perceptible a los sentidos que sobrepasa los poderes de la naturaleza y de todo ser creado. Es por lo tanto una acción que solo puede ser de Dios y tiene como fin dar testimonio de la verdad. Dios actúa gratuitamente por amor para dar un signo o mensaje al hombre y una llamada a la conversión.


La creación está siempre bajo la guía providente de Dios. El generalmente realiza su obra valiéndose de las leyes que El mismo puso en la naturaleza, pero no está limitado a ellas.
Las Sagradas Escrituras, ya desde el Antiguo Testamento nos relatan muchos milagros (Moisés divide las aguas, Ex 14:21). Los mas importantes son los que hizo Jesucristo. Sus milagros manifiestan que El es verdaderamente Dios, ya que los hacía con su propio poder.



Cristianismo, los que profesan la fe de Jesucristo que recibimos de los Apostoles

Cristianismo
La religión de los que profesan la fe en Cristo Jesús que recibimos de los Apóstoles. La civilización que se inspira en la fe Cristiana. El cristianismo ha promovido e influenciado todos los aspectos de la civilización (la familia, las artes, las ciencias, el gobierno, la sociedad, etc.). El humanismo cristiano, inspirado por la Encarnación de Hijo de Dios, promueve la dignidad de la persona humana. Sobre todo se llama cristianismo a los principios objetivos de fe, culto y conducta que fundamentan esa civilización, la cual solo es cristiana en la medida que esos principios se practiquen.




El hombre «sabe», tiene el confuso y nítido presentimiento de que está hecho para un destino infinito, que por sí solo puede colmar ese «espacio» que experimenta en su interior, un espacio que tiene que ser llenado. Inquietud, insatisfacción, deseo, imposibilidad de contentarse con las metas alcanzadas: estas son las palabras que definen al hombre y a la ley más auténtica de su racionalidad. Experimenta un ansia de búsqueda continua, que va siempre más allá, más allá de lo alcanzado. El hombre, como la Escritura recuerda tantas veces, especialmente en los Salmos, experimenta nostalgia y suspira: «mis ojos se consumen ansiando tus promesas», afirma el Salmista (Salmo 118).

El hombre, de hecho, al igual que la realidad a la que aplica su fuerza de conocimiento, siempre está condicionado por el tiempo y el espacio, así como por el límite de sus capacidades. Dios, el Infinito, ha asumido nuestro carácter finito para poder ser percibido por nuestros sentidos y, de este modo, el Infinito ha «alcanzado» la búsqueda racional del hombre finito.

En esto consiste la «revolución» cristiana: Dios Creador «sale al paso», hoy y permanentemente, de la búsqueda racional del hombre que tiende hacia Él; sale al encuentro de la criatura que suspira por Él. Al hacerse hombre entre los hombres, el Hijo unigénito de Dios afirma: «Yo soy el camino, la verdad y la vida» (Juan 14, 16). Palabras que se convierten en una invitación que la Iglesia no deja de dirigir a los hombres de todas las latitudes y culturas. El Meeting por la Amistad entre los Pueblos quiere hacer eco este año a esta invitación, recordando que el infinito se ha hecho «encontrable», que todo hombre puede conocer a Dios y saciar en Él su propia sed.

Creo en el Espiritu Santo


"Nadie conoce lo íntimo de Dios, sino el Espíritu de Dios" (1 Co 2, 11). Pues bien, su Espíritu que lo revela nos hace conocer a Cristo, su Verbo, su Palabra viva, pero no se revela a sí mismo. El que "habló por los profetas" nos hace oír la Palabra del Padre. Pero a él no le oímos. No le conocemos sino en la obra mediante la cual nos revela al Verbo y nos dispone a recibir al Verbo en la fe. El Espíritu de verdad que nos "desvela" a Cristo "no habla de sí mismo" (Jn 16, 13). Un ocultamiento tan discreto, propiamente divino, explica por qué "el mundo no puede recibirle, porque no le ve ni le conoce", mientras que los que creen en Cristo le conocen porque él mora en ellos (Jn 14, 17). (Art. 8, CIC. parrafo 687)


La primera fuente a la que podemos dirigirnos es un texto del Evangelio de San Juan contenido en el "discurso de despedida" de Cristo el día antes de la Pasión y Muerte en cruz. Jesús habla de la venida del Espíritu Santo en conexión con la propia "partida", anunciando su venida (o descenso) sobre los Apóstoles:

"Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito; pero si me voy os lo enviaré" (Jn 16,7).

El contenido de este texto puede parecer paradójico, Jesús, que tiene que subrayar: "Pero yo os digo la verdad", presenta la propia partida (y por lo tanto la Pasión y Muerte en cruz) como un bien: "Os conviene que yo me vaya...". Pero enseguida explica en qué consiste el valor de su muerte: Por ser una muerte redentora, constituye la condición para que se cumpla el plan salvífico de Dios que tendrá su coronación en la Venida del Espíritu Santo. La venida del Espíritu y todo lo que de ella se derivará en el mundo serán fruto de la Redención de Cristo.

La venida del Espíritu Santo sucede después de la Asención al cielo. La Pasión y Muerte Redentora de Cristo producen entonces su pleno fruto. Jesucristo, Hijo del hombre, en el culmen de su misión mesiánica, "recibe" del Padre el Espíritu Santo en la plenitud en que este Espíritu debe ser "dado" a los Apóstoles y la Iglesia, para todos los tiempos, Jesús dijo: "Yo cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí" (Jn 12,32). Es una clara indicación de la universalidad de la Redención, pero esta debe realizarse mediante el Espíritu Santo.


De estos textos emerge la verdad del Espíritu Santo como Persona, y no sólo como una potencia impersonal emanada de Cristo. Siendo una Persona, le pertenece un obrar propio, de carácter personal.


"Yo pediré al Padre y os dará otro Paráclito" (Jn 14,16).
"Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, El os lo enseñará todo y os recordará todo lo que yo os he dicho" (Jn 14,26)
"El convencerá al mundo en lo referente al pecado" (Jn 16,8).
"Cuando venga Él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad completa" (Jn 16,13)
"El me dará gloria" (Jn 16,14)



Que es el cristianismo? Los que siguen a Jesucrito y creen en el

El cristianismo es una religión monoteísta de origen judío que se basa en el reconocimiento de Jesús de Nazaret como su fundador y figura central. Sus seguidores creen que Jesús es el hijo de Dios y el Mesías (o Cristo) profetizado en el Antiguo Testamento, muriendo por los pecados del género humano, resucitando luego de ello.

Dentro de sus escritos sagrados, comparte con el judaísmo el Tanaj, llamado Antiguo Testamento por los cristianos. Por este motivo es considerada una religión abrahámica junto al Judaísmo y al Islam.

Sus inicios datan del año aproximadamente, cuando era considerada una secta judía al igual que otras creencias de la época. Desde que el cristianismo se convirtió en la religión oficial del Imperio Romano en el siglo IV, ha influído de manera significativa en la cultura occidental y en muchas otras culturas a través del mundo. En la actualidad posee más de 2.100 millones de adherentes, o cerca de un tercio de la población mundial, siendo la religión con más seguidores del mundo.

La palabra "cristianismo" proviene del griego χριστιανους, christianóus, ‘cristiano’, la cual a su vez proviene del nombre propio Χριστός, Christós, traducción del hebreo "Mesías" que significa "Ungido". El origen del término se indica en el libro de Hechos de los Apóstoles:

«Después de esto, Bernabé fue a Tarso a buscar a Saulo, y cuando lo encontró, lo llevó a Antioquía. Allí estuvieron con la iglesia un año entero, enseñando a mucha gente. Fue en Antioquía donde por primera vez se les dio a los discípulos el nombre de cristianos»
Hechos 11:25-26.

Cristianismo" es la doctrina y el modo de vida de los que creen en Cristo, tal y como fue predicado desde los primeros tiempos de la Iglesia. A lo largo del tiempo cuando de la iglesia única se separaban grupos con su particular interpretación de la Biblia y las enseñanzas de Jesús, se les fueron dando nombres que los relacionaban con su fundador o sus enseñanzas.

Por ejemplo, los montanistas (siglo II), por su líder Montano, los arrianos (siglo IV), por Arrio de Alejandría, los maniqueos (siglo III y IV), por Mani, los docetistas (S.I) por su enseñanza de que la carne de Jesús no era real sino aparente ("dokesis" quiere decir en griego "apariencia").

Posteriormente los luteranos en el S. XVI, por seguir las tesis de Lutero, los calvinistas por Calvino, los presbiterianos por su forma de gobierno eclesial que se funda en un consejo de ancianos (presbíteros), los metodistas del S. XVIII, por el apodo que les pusieron gracias a su vida "metódica", los bautistas desde el S. XVI por su énfasis en el rebautismo o el bautismo sólo de los adultos. Los pentecostales de principios del S. XX, por su énfasis en la recepción del Espíritu Santo y sus dones como en Pentecostés.

Desde los luteranos hasta ahora se conoce a los grupos que han surgido de la Reforma del siglo XVI o se nutren de sus ideas genéricamente como "evangélicos", que quiere decir "lo que tiene que ver con el evangelio". De San Francisco de Asís se decía que era el "hombre evangélico" por vivir según el evangelio. Se dice que una persona o institución es más o menos evangélica cuanto más se inspira en el espíritu de los evangelios. De tal manera que este no es un nombre de un grupo en particular sino un adjetivo que puede ser utilizado sin temor en nuestros medios católicos. No obstante los grupos protestantes lo utilizan porque dicen que sus enseñanzas y costumbres se basan sólo en los evangelios.

Enciclopedia de apoyo: http://www.es.wikipedia.org/

Los milagros de Jesucristo


El día de Pentecostés, después de haber recibido la luz y el poder del Espíritu Santo, Pedro da un franco y valiente testimonio de Cristo crucificado y resucitado: “Varones israelitas, escuchad estas palabras: Jesús de Nazaret, varón probado por Dios entre vosotros con milagros, prodigios y señales…; a éste…, después de fijarlo (en la cruz)…, le disteis muerte. Al cual Dios lo resucitó después de soltar las ataduras de la muerte” (Act 2, 22-24).

Los Evangelios sinópticos y el de S. Juan narran más de 30 de estos “milagros, prodigios y señales” de Jesús, que suelen distribuirse hoy día en dos grandes grupos: 1) milagros con respecto a seres humanos, o sea, curaciones (de posesos, ciegos, paralíticos, leprosos, etc.) y resurrecciones de muertos; y 2) milagros sobre la naturaleza.

La crítica y la investigación bíblica acerca de los milagros de Jesús ha centrado su atención en tres aspectos del tema: histórico, literario, y teológico. Estos tres aspectos plantean y responden a tres preguntas metodológicas: 1) ¿Hubo realmente milagros en la vida de Jesús?; 2) En caso positivo, ¿son reconocibles a través de los relatos evangélicos llegados hasta nosotros?; 3) ¿Qué significado poseen los milagros del Señor? La primera cuestión ha sido planteada por la crítica racionalista. Ante ella podemos afirmar que la ciencia histórica permite concluir con seguridad que Jesús obró milagros. Respecto a la segunda pregunta también ha sido respondida afirmativamente.


En efecto, no ha sido una forma (literaria) preexistente la que ha originado la situación, sino que ha sido, un tipo de acontecimientos maravillosos los que han llevado a usar y quizá también a crear esta forma de relatos. Y por último, el estudio del significado teológico de los milagros nos los descubre como parte esencial de la Revelación al tener como fuente última la Resurreción de Jesucristo.

Testimonio de Vida y de FE, Pon tu confianza en Cristo y Veras como pronte viviras y seras mas libre

Testimonio real de Tony Meledez que al ver al Papa Juan Pablo II se inspiro a vivir nuevamente, el no tiene manos, y con sus pies logra tocar la guitarra y usa sus canciones para alabar y bendecir al Señor, el es un testimonio vivo de que con fe lo podemos lograr, podemos hacer grandes cosar y logra mucho, siempre y cuando no los popondramos, el querer es poder y el sentirnos especiales, de que si vivimos es por algo, que tenemos que hacer y vivir para cumplir el porque vivimos, debemos descubrir cada uno de nosotros el motivo por el cual vivimos y nos mueve en nuestra vida diaria, buscar nuestra felicidad es parte de nuestra mision, y si encontramos en Dios eso y ponemos nuestra fe en el y nuestra confiaza seguramente podremos trabajar y vivir mejor pues Cristo nos iluminara en nuestro caminar.

No tenemos por que sentirnos solos y desauseados, sin un porque vivir, simplemente exitiendo y sobreviviendo como todos. Te invite a que busques en Cristo tu mision tu vocacion y que sea el, el motivo por el cual te mueves en tu vida diaria y veras que pronto como van a ir cambiando las cosas y veras con alegria tu vida y el dia que inicia, por eso vivir el dia como si fuera el primero de nuestras vidas, adelante y mira siempre hacia arriba pues somos hijos de Dios y el mismo ha venido a darnos vida en su Hijo Jesucrito...

Escucha musica: www.catolicos.com/musicacatolicaespanolindice.htm



¿PORQUE EL SEÑOR JESUCRISTO RESUCITO?


PORQUE EL SEÑOR JESUCRISTO RESUCITO?

Hay varias razones:
PRIMERA RAZON:
La razón en la historia, el Señor cuando resucito mostró. En Mateo 28:2-15
Ante la tumba había una piedra; el motivo o la razón de moverla no era para que saliera el Señor Jesucristo, sino para que otros vieran. Después el Señor Jesucristo se manifestó diez y siete veces a más o menos a quinientas personas. Y el último a Juan su discípulo, se le mostró y le dijo que escribiera el libro de Apocalipsis.

SEGUNDA RAZON:
La tumba vacía.
Hay varias enseñanzas.
Se robaron el cuerpo del Señor Jesucristo, pero los discípulos decían que no había razón para robárselo; pero los enemigos del Señor Jesucristo, si pensaban decirlo así.
Pero se piensa que antes de que lo anunciaran o dijeran, El Señor Jesucristo, su cuerpo lo mostró. Y esa tumba vacía, y la resurrección silenciosa del Señor Jesucristo, es una prueba.

TERCERA RAZON:
Dentro del evangelio, todo lo que se habla del Señor Jesucristo, lo prueba. A los discípulos hasta que El muere, y aguantaron la persecución y así siguieron los testimonios.

CUARTA RAZON:
Después de su resurrección se vio un gran cambio para los discípulos. Antes de su resurrección, los discípulos se escondieron, pero en su resurrección tomaron valor. Se alegraron de ver al Señor Jesucristo y se fortalecieron.

QUINTA RAZON:
Después de su resurrección, los discípulos tuvieron experiencia del poder de Dios. Si leemos en el libro de Hechos, vemos el trabajo del Espíritu Santo, no de los discípulos. Los de Judea al ir al culto, al creer en el Señor Jesucristo, a través del poder Espíritu Santo, cambiaron. Así como dijo el profeta el día de Pentecostés, el Espíritu Santo descendió sobre los discípulos. Muchas sanidades supernaturales. Para Ananias y Safira, vino la justicia de Dios. Después Pablo de una manera supernatural, Dios se le mostró o manifestó. Con el evangelio muestra que es verdadero. Si el Cristo de la muerte a vida, si no fuera así, seria que Hechos no tuviera significado.

SEXTA RAZON:
El día de Pentecostés.
El Señor Jesucristo, de la muerte, al tercer día resucito. Pedro después de cincuenta días, le pidió del poder del Espíritu Santo. En el día de Pentecostés, la resurrección de Jesús, predico a muchas personas. En ese tiempo no estaban opuestos, al contrario tres mil personas fueron salvas; esas personas creyeron y fueron salvas.
Salmo 16:10-11

SEPTIMA RAZON:
Eligio el día domingo para alabar al Señor Jesús. El primer día todos se juntaron e hicieron culto y Santa cena y se juntaron las ofrendas. Hechos 20:7 y l de Corintios 16:2

OCTAVA RAZON:
Empieza la Iglesia.
En el día de Pentecostés, a través del Señor Jesucristo se empezó la Iglesia.

NOVENA RAZON:
La resurrección en cuerpo. (Cuerpo resucitado) l de Corintios 15:12-50
Nos habla de la resurrección del cuerpo. Significa que en la tumba dejo su cuerpo. Se parece, pero es nuevo cuerpo.
Hay algunos significados; se pueden ver algunos significados muy importantes. Los discípulos primero al ver que había resucitado en cuerpo, ellos no creían; pero el Señor Jesucristo se les mostró varias veces y comprueba que había resucitado en cuerpo; y lo mostró.

DECIMA RAZON:
El Señor Jesús, su cuerpo resucitado y el cuerpo que dejo en la tumba coincidió. Es igual.
Juan 20:25-29
Salmo 22:16
Zacarías 12:10
La prueba en las manos, en los pies, el agujero de los clavos quedó en El.

DECIMA PRIMERA RAZON:
Cuando en la cruz, en un costado también tenía la herida, y esa también quedo para mostrar.

DECIMA SEGUNDA RAZON:
El Señor Jesucristo. Al mostrárseles a sus discípulos, ellos inmediatamente supieron que era el Señor Jesús
Por ejemplo:
Maria Magdalena
Juan 20:16
Ella lloraba, y no sabía que era El. Pero al escuchar su voz supo que era el Señor Jesús.

DECIMA TERCERA RAZON:
El cuerpo resucitado y el cuerpo de la tumba son uno.
En el segundo piso los discípulos estaban comiendo y se les mostró ahí a sus discípulos. La razón no era solo espiritual, sino que también tenia cuerpo. (Lo muestra).
Lucas 24:41-43

DECIMA CUARTA RAZON:
Pudieron tocarle el cuerpo.
Mateo 28:9
Lucas 24:39
Juan 20:17

DECIMA QUINTARAZON:
El cuerpo del Señor Jesús, hasta ahora con sus propios ojos lo vieron.
Juan 20:20
Los discípulos, al verlo se alegraron; es por eso que lo vieron con sus propios ojos.

DECIMA SEXTA RAZON:
El Señor Jesucristo en cuerpo.
Comprueba que tiene cuerpo, aliento y fuerza.

DECIMA SEPTIMA RAZON:
El Señor Jesucristo: Yo soy carne y huesos
Lucas 24:39-40
Nos enseña que no solo es espiritual.

DECIMAOCTAVA RAZON:
El cuerpo del Señor Jesucristo, cambio. Fue nuevo, tenía nueva vida. Por eso también se piensa que Maria Magdalena no sabía. Con la resurrección, el Señor Jesucristo no tenia lugar, ni limite.

DECIMA NOVENA RAZON:
No tenia limite físico.
Lucas 24:36
Juan 20:19
El Señor Jesucristo, el resucitar; cuando quería, El se aparecía.
Lucas 24:15
Dentro de la Biblia, la resurrección en cuerpo, no era necesario comida o descansar..
Si no comía, estaba bien. Si no descansaba, estaba bien; no hay nada de esto escrito en la Biblia, por eso es que fue la resurrección en cuerpo.

VEINTEAVA RAZON:
La resurrección del Señor Jesucristo, tuvo Gloria.
Hechos 7:56
Hechos 9:3-6
Apocalipsis 1:12-20

Jesucrito, ¿Realizo realmente milagros? Primera parte


¿JESUCRISTO HIZO REALMENTE MILAGROS? Primera Parte
Para muchos cristianos los milagros resulta hoy algo difícil de encajar. Los temperamentos más racionales ven en ellos un desafío a la ciencia, desafío inoportuno del que los milagros nunca podrían salir con bien. Tanto más cuanto que el milagro fomenta el gusto por lo maravilloso, lo misterioso, con todo lo que esto comporta de ambiguo...


Jesús no era el único que por aquel entonces obraba curaciones. Otros también lo hacían, tanto en ambientes judíos como griegos. Comparadas con las narraciones paganas, las narraciones de milagros que consignan los evangelios sorprenden por su sobriedad y discreción. Sobre todo, es la actitud misma de Jesús la que les confiere un matiz muy especial: no obra milagros sino en la medida en que puedan aparecer como sello y signo de su propia misión. Se niega a obrar milagros inútiles, los que se le pide "para ver...". A veces añade al milagro su propia explicación: "Para que veáis que el Hijo del Hombre tiene poder para perdonar pecados". Otras veces, la significación del acto milagroso se revelará después: la multiplicación de los panes (anuncio de la Eucaristía), resurrecciones de muertos (anuncios de su propia resurrección), etc. Los milagros efectuados sobre la naturaleza (por ejemplo, la tempestad calmada) nos dejan ya más perplejos.


En todo caso, el milagro era un "lenguaje" comprensible para los contemporáneos de Jesús. Y la discreción de Cristo reducía al mínimo el riesgo de una posible interpretación mágica. Todo ello nos hace pensar que los hechos milagrosos evangélicos tomados al menos, globalmente son hechos auténticos. ¿Qué confianza nos merecerían unos textos sagrados si la tercera parte de sus narraciones fuera producto de la imaginación de los discípulos?


¿CUANTOS MILAGROS HIZO JESÚS?

Jesús hizo milagros. ¿Cuántos hizo? Es difícil dar precisiones. En una escena del evangelio más antiguo, el de Marcos, Jesús curó a "muchos enfermos"; en el pasaje del evangelio de Mateo que relata la misma escena cura a "todos". La curación de un ciego y de un poseso en Marcos se convierte en la de dos ciegos y dos posesos en Mateo; las 4,000 personas alimentadas se convierten en 5,000, y los siete cestos de restos, en doce.

Es evidente que con el tiempo, de un evangelio a otro, hay una tendencia a amplificar y multiplicar los milagros. Se puede suponer que la misma tendencia actuaba en el intervalo que separa Pascua y la redacción de los -evangelios: alrededor de cuarenta años.


MILAGROS ENTRE LOS JUDÍOS Y LOS GRIEGOS.
De la misma época se pueden leer relatos de milagros en los escritos rabínicos judíos y en la literatura griega. Apolonio de Tyano, contemporáneo de Jesús, los hacia. En el santuario de Asclepiades, en Epidauro también los había. Se cuentan curaciones, expulsiones de demonios, resurrecciones, tempestades calmadas, etc., en ambientes judío y griego. Los relatos de milagros de los evangelios están construidos, a veces, de manera análuga a los que nos llegan de los escritores judíos o griegos. No se pueden considerar todos estos relatos no cristianos como fábulas y los evangélicos como una especie de actas. Es razonable admitir que ha habido hechos, extraordinarios en cada uno de estos universos religiosos y que se ha podido, aquí y allá, aumentar los -hechos para hacerlos más significativos.




VERDADERO DIOS Y VERDADERO HOMBRE



El Cristo de los Padres y de los Concilios.


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Jesucristo no es una parte de nuestra fe. No es siquiera un tema de estudio cuyos límites se pudieran determinar de antemano. Su persona ocupa el corazón del acto de fe y cualquier creyente está obligado a responder a la pregunta que Jesús planteaba: "Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?" Desde aquella profesión global y totalizante del grupo apostólico: "Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo" hasta hoy, la respuesta se ha ido expresando y desarrollando de un modo progresivo. Queremos situar las grandes etapas de este desarrollo, no por preocupación meramente histórica, sino porque eso nos permite entroncarnos con la esencia de la fe: esa esencia que aún hoy corre el riesgo de ser deformada y desconocida.


1. EL PUNTO DE PARTIDA.
Evidentemente lo encontramos en el Nuevo Testamento. Es un punto de partida doble: está la fe de las primeras comunidades cristianas, y está la experiencia viva del grupo apostólico. Este último punto es la raíz de donde brota todo.

a) La experiencia del grupo apostólico. Cuando 'los apóstoles se encontraron con Jesús de Nazareth, vieron en El un simple hombre, el hijo de María. Ellos pensaron, como todo el mundo, que era hijo de José también. Vivieron con El durante varios meses, compartiendo su vida, su comida, su amistad y su trabajo. Para ellos se trataba de un ser excepcional, pero en principio era simplemente un hombre; un hombre enfrentado con la indiferencia y la hostilidad de unos, abierto a la amistad de otros, y angustiado ante la muerte. Cuando anunciaron a Jesús, le presentaron como un hombre "a quien Dios acreditó" (Act.2, 22).


¡Un hombre! ¡Nada del otro mundo! Sin embargo, ¡cuántos creyentes han sentido la tentación, y la sienten aún hoy, de minimizar, de reducir, de no tomar en serio este aspecto de la realidad de Jesús! Esa afirmación de los primeros cristianos a pesar de todo, es de capital importancia. Es un aspecto inseparable del aspecto total de Jesucristo y representa uno de los elementos esenciales del hecho de Jesús. Ser hombre no es solamente tener un cuerpo. Consiste ante todo en tener una conciencia humana, con sus límites, y una libertad humana con el riesgo de sus opciones. Precisamente por eso es por lo que Jesús pertenece a nuestra raza, y por eso precisamente Jesús puede comprendernos, hablarnos y salvarnos (2).

Pero en este hombre tan cercano a ellos, los apóstoles empiezan a ver y a adivinar poco a poco la acción y la presencia de Dios. Por su autoridad en obras y palabras, por su manera de vivir y de rezar, por los poderes divinos que asume y por las exigencias que formula, este hombre les plantea una pregunta: ¿Quién es?, porque "Jesús" no es un insensato, ni un blasfemo; es el profeta más equilibrado, el más humilde y sobre todo el más religioso; es el más atento cuando se pone a rezar con el Padre con una confianza de hijo, el más preocupado en proclamar su voluntad y el más decidido a someterse a ella aunque sea hasta la muerte. Ese es el rasgo más sorprendente y el más significativo de la actitud de Jesús, el rasgo que obliga a los Doce, y a rostros también, a plantearse esta pregunta:


"¿Quién es, pues, este hombre?" (3)
Solamente de una manera paulatina y progresiva respondieron Ion Do ce a la pregunta que les planteaba aquel hombre de carne y hueso que se atribuía unos poderes divinos y que exigía de los demás una elección definitiva v absoluta. Los apóstoles se guiaron principalmente por sus palabras; unas palabras que manifestaban una libertad y una soberanía sorprendentes respecto a la Ley y que mostraban cuál era su relación y su situación respecto a Dios, Unas palabras que confesaban que El era superior a Moisés y a los profetas del Antiguo Testamento: "Habéis oído que se dijo a los antiguos... Pues yo os digo" (Mt. 5, 21-22; 27-28). El no se pone nunca a nivel de los discípulos, v a propósito de Dios apunta cuidadosamente: "Mi Padre y •; vuestro Padre".

Pero sobre todo fue el acontecimiento de la Pascua el que iluminó a los apóstoles. Entonces descubrieron la paradoja de ese hombre. Percibieron el secreto de su existencia; es sin duda el Hijo de Dios, y Dios lo ha constituido Señor al resucitarlo de entre los muertos. "Ciertamente, para ellos, Jesús es un misterio, un misterio al que no podrán acceder si no es mediante la fe. Pero esta fe está enraizada en una experiencia histórica. Por eso proclaman con una certeza inquebrantable que Jesús es verdadero Dios v verdadero hombre" (4).

b) La fe de las primeras comunidades. Sobre la fe, el testimonio y la predicación de los Doce reposa la certeza y la fe de las primeras comunidades cristianas (cf.l Jn.1, 1-3). Para expresar la riqueza do su fe en Jesús las comunidades le dan a Jesús ciertos nombres, títulos, algunos de los cuales nos dicen bien poco actualmente, pero que pueden aún indicarnos algo respecto a su persona y su misión: es el Profeta, el Servidor, el Hijo del Hombre, el Verbo de Dios, el Señor.


Estos títulos "definen el papel o la identidad de Cristo y son enteramente bíblicos. Los Evangelios no descartan ninguno. La misión de Jesús es tan compleja, tan rica, que no hay ningún nombre que pueda definirla de un modo adecuado. Cada título tratado fijar en un lenguaje conocido la misión de Jesús. ¿Pero ninguno de ello? Es suficiente para definirla en toda su totalidad. Cada uno nos presenta solamente un aspecto de la misma (...)

Todos son indispensables. Y ninguno puede asumirlos todos de tal manera que los demás se hagan inútiles. Es justamente esta multiplicidad la que nos ayuda a comprender en cierta manera el misterio de Jesús". (5)

El conjunto de estos títulos dados a Jesús por las primeras comunidades cristianas expresa en toda su lozanía la fe en el misterio de Cristo. No hay nada de mitológico en estas expresiones, sino una forma de pensar ajena a toda especulación filosófica, profundamente enraizada en el terreno bíblico, extremadamente concreta y espontáneamente cimentada sobre la unidad de la persona: el hombre y Dios conviven simultáneamente en la persona de Jesús de Nazaret. Jesús es confesado como Hijo de Dios hecho hombre, Hombre Dios en una única persona que vivifica con su Espíritu a la comunidad, que renueva profundamente el corazón del hombre e instaura una existencia nueva. Transformados por su fe en Jesucristo, los creyentes experimentan una novedad radical en su existencia personal y en la historia de la humanidad. Se trata además de una fe vivida y afirmada pacífica y serenamente.


(2) A. George, en Que dites-vous de Christ? (le Cerf) Págs.60-61
(3) Opcit. Págs.63-64
(4) A. George, opcit. Pág.67
(5) Ch. Duquoc, Cristología, pág.174. El estudio de los títulos de Cristo y de su condición humano divina ocupa la segunda parte de la
obra.

Jesucristo es realista en todos sus planteamientos


REALISTA EN TODOS SUS PLANTEAMIENTOS


Su realismo predicando prueba su espíritu de observación y aprecio por la naturaleza. Leyendo sus parábolas se percibe la lozanía del modo oriental de captar la belleza y el vasto conocimiento de las realidades cotidianas de la época y del lugar. Nada hay de ingenuo idealismo en su vida.


Es un gran observador de la realidad como lo demuestran las descripciones de las parábolas con las que enseñaba al pueblo; en ellas sale toda la gama de clases y situaciones sociales y en unos marcos de maravilloso colorido costumbrista. Con el vehículo de una prosa que embelesa también el alma predispone a sus oyentes para captar los mensajes espirituales. Leyendo sus parábolas se percibe la lozanía de tipo oriental que posee para captar la belleza.


Todo cobra vida en sus descripciones: mercaderes que negocian, amas de hogar que se afanan buscando unos dineros perdidos, jóvenes que acompañan a la amiga que se casa, las reacciones típicas de los niños que juegan en la plaza, agricultores en paro que mantienen pacientemente la esperanza de un contrato laboral, reyes que se preparan para la guerra, bodas de príncipes, el aspecto del cielo como presagio del tiempo futuro, la belleza del campo con sus flores, pájaros y árboles; la pesca en el mar, la recolección de las cosechas en el campo, el almacenaje del vino en los odres adecuados, etc.


La belleza de su elocuente estilo al predicar responde a algo interior, no al espectáculo al que tan aficionados eran los orientales. Su comportamiento parece ser algo interior que mana suavemente al exterior, sin violencia, como brota la vida en el valle cuando llega la primavera, sin uniformidad pero con armonía. Sus palabras tienen la autoridad de sus hechos, de su vida.