¿JESUCRISTO HIZO REALMENTE MILAGROS? Primera Parte
Para muchos cristianos los milagros resulta hoy algo difícil de encajar. Los temperamentos más racionales ven en ellos un desafío a la ciencia, desafío inoportuno del que los milagros nunca podrían salir con bien. Tanto más cuanto que el milagro fomenta el gusto por lo maravilloso, lo misterioso, con todo lo que esto comporta de ambiguo...
Para muchos cristianos los milagros resulta hoy algo difícil de encajar. Los temperamentos más racionales ven en ellos un desafío a la ciencia, desafío inoportuno del que los milagros nunca podrían salir con bien. Tanto más cuanto que el milagro fomenta el gusto por lo maravilloso, lo misterioso, con todo lo que esto comporta de ambiguo...
Jesús no era el único que por aquel entonces obraba curaciones. Otros también lo hacían, tanto en ambientes judíos como griegos. Comparadas con las narraciones paganas, las narraciones de milagros que consignan los evangelios sorprenden por su sobriedad y discreción. Sobre todo, es la actitud misma de Jesús la que les confiere un matiz muy especial: no obra milagros sino en la medida en que puedan aparecer como sello y signo de su propia misión. Se niega a obrar milagros inútiles, los que se le pide "para ver...". A veces añade al milagro su propia explicación: "Para que veáis que el Hijo del Hombre tiene poder para perdonar pecados". Otras veces, la significación del acto milagroso se revelará después: la multiplicación de los panes (anuncio de la Eucaristía), resurrecciones de muertos (anuncios de su propia resurrección), etc. Los milagros efectuados sobre la naturaleza (por ejemplo, la tempestad calmada) nos dejan ya más perplejos.
En todo caso, el milagro era un "lenguaje" comprensible para los contemporáneos de Jesús. Y la discreción de Cristo reducía al mínimo el riesgo de una posible interpretación mágica. Todo ello nos hace pensar que los hechos milagrosos evangélicos tomados al menos, globalmente son hechos auténticos. ¿Qué confianza nos merecerían unos textos sagrados si la tercera parte de sus narraciones fuera producto de la imaginación de los discípulos?
¿CUANTOS MILAGROS HIZO JESÚS?
Jesús hizo milagros. ¿Cuántos hizo? Es difícil dar precisiones. En una escena del evangelio más antiguo, el de Marcos, Jesús curó a "muchos enfermos"; en el pasaje del evangelio de Mateo que relata la misma escena cura a "todos". La curación de un ciego y de un poseso en Marcos se convierte en la de dos ciegos y dos posesos en Mateo; las 4,000 personas alimentadas se convierten en 5,000, y los siete cestos de restos, en doce.
Es evidente que con el tiempo, de un evangelio a otro, hay una tendencia a amplificar y multiplicar los milagros. Se puede suponer que la misma tendencia actuaba en el intervalo que separa Pascua y la redacción de los -evangelios: alrededor de cuarenta años.
MILAGROS ENTRE LOS JUDÍOS Y LOS GRIEGOS.
De la misma época se pueden leer relatos de milagros en los escritos rabínicos judíos y en la literatura griega. Apolonio de Tyano, contemporáneo de Jesús, los hacia. En el santuario de Asclepiades, en Epidauro también los había. Se cuentan curaciones, expulsiones de demonios, resurrecciones, tempestades calmadas, etc., en ambientes judío y griego. Los relatos de milagros de los evangelios están construidos, a veces, de manera análuga a los que nos llegan de los escritores judíos o griegos. No se pueden considerar todos estos relatos no cristianos como fábulas y los evangélicos como una especie de actas. Es razonable admitir que ha habido hechos, extraordinarios en cada uno de estos universos religiosos y que se ha podido, aquí y allá, aumentar los -hechos para hacerlos más significativos.
De la misma época se pueden leer relatos de milagros en los escritos rabínicos judíos y en la literatura griega. Apolonio de Tyano, contemporáneo de Jesús, los hacia. En el santuario de Asclepiades, en Epidauro también los había. Se cuentan curaciones, expulsiones de demonios, resurrecciones, tempestades calmadas, etc., en ambientes judío y griego. Los relatos de milagros de los evangelios están construidos, a veces, de manera análuga a los que nos llegan de los escritores judíos o griegos. No se pueden considerar todos estos relatos no cristianos como fábulas y los evangélicos como una especie de actas. Es razonable admitir que ha habido hechos, extraordinarios en cada uno de estos universos religiosos y que se ha podido, aquí y allá, aumentar los -hechos para hacerlos más significativos.
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