El Papa es Obispo de Roma, Vicario de Jesucristo, Sucesor del Príncipe de los Apóstoles, Sumo Pontífice de la Iglesia Universal, Patriarca de Occidente, Primado de Italia, Arzobispo y Metropolita de la provincia Romana, Soberano del Estado Vaticano, Siervo de los Siervos de Dios.El más importante es el último, el de los Siervos de los Siervos de Dios, que fue un título que fue acuñado por primera vez por el Papa San León Magno.
Cuando Jesucristo instituye su Iglesia, hizo de Simón Pedro, el rudo pescador del lago de Bethsaida en Galilea, la piedra de su Iglesia. Le entregó las llaves de ella y lo instituyó pastor del rebaño (Jn. 21, 15-17). El Papa no tiene otro oficio que el de ser depositario de las llaves de la Iglesia y pastor del gran rebaño que forma la Iglesia Católica. Él residió primero en Antioquia, después, de acuerdo a lo que dice el cronista del año 354, por 25 años residió en Roma en donde encontró el martirio en el año 64 o 67 de nuestra era. Muchos de sucesores han pagado con su sangre la fidelidad a esta sucesión. Desde esa época el Papa vive en Roma con excepción del período en que los Papas vivieron en la ciudad francesa de Avignon a finales del siglo XIV.
Jesucristo escogió doce hombres de su misma región y con ello constituyó un grupo estable. Estos fueron los miembros de la primera comunidad de discípulos a quienes Jesús se manifestó personalmente a quienes envío, mas tarde, por todo el mundo para predicar el Evangelio (Mc. 16,15). El testimonio de estos doce Apóstoles que afirman de Jesús: “ Le hemos visto y oído” (1 Jn. 1,1 Jn 1,3) es el gran tesoro sobre la vida del Salvador, sus hechos, sus enseñanzas, su pasión, su muerte y resurrección que nos llega por el Nuevo Testamento y por la Tradición viva de la misma Iglesia.
Entre aquéllos doce Apóstoles Jesús eligió a uno de ellos para que encabezara el grupo. Se llamó Simón, natural de Betsaida, pescador de profesión, a quién le cambió el nombre por el de Pedro, que significa piedra. A él y solo a él trató como cabeza de grupo, piedra angular y visible sobre la cuál el mismo Jesús edificó su Iglesia (Mt. 16,18). A Pedro le confió el cuidado de las ovejas y los pastores (Jn. 21,15-17), y le entregó “ las llaves”, símbolo universal de la autoridad (Mt.16,19).
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