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Eucaristía Milagro de Amor y su Institución.

La Eucaristía también llamada comúnmente Misa, Es lo central de nuestra fe. La razón porque creemos. El Milagro que Jesús a querido dejarnos. Conocedor del hombre necesitado de algo terrenal para alimentar la fe, Cristo ha querido darse en cuerpo y sangre, El sacrificio del altar. 

El cordero de Dios, no es otra cosa que Cristo entregándose en sacrificio por nuestros pecados, Por la salvación del hombre. Dios ha venido a salvarnos es la base de nuestra doctrina.

La Eucaristía es la consagración del cuerpo de Cristo y el vino en su Sangre que renueva el misterio de Cristo en la cruz. El Cordero Inmolado. Realmente esta presente Cristo en el pan y vino cuando es consagrado en la misa por el Sacerdote. Es por fe que creemos en la presencia de Cristo en ese pedazo de pan(ahora utilizamos  hostia).

La institución de la Eucaristía, viene de la noche misma de Jesús antes de ser entregado al sacrificio de la cruz, el quizo cenar con sus discípulos (Lc.22,15), aunque también por la tradición judía pues celebraban la pascua, que venia ser la celebración del paso del pueblo de Israel por el Mar Rojo, permitiendo la liberación del pueblo. 

El rito realizado durante la consagración del pan y vino para pasar a ser el Cuerpo y la Sangre de Cristo. No es otra cosa que un revivir la ultima cena pascual celebrada por Cristo con los apóstoles. El a querido dejarnos esto. (Lc. 22, 19-20).

El mismo, Cristo se proclamaba el "Pan de Vida" (Jn. 6, 51-55). A querido darse por amor y por voluntad del Padre. Cristo vino a cumplir las escrituras y a levantar al hombre caído. Misa es la re-actualización de este misterio, el cual cada celebración eucarística se hace presenta en ese pan y ese vino. A través de las manos del sacerdote Dios se manifiesta y se convierte en Cuerpo y Sangre. Así que debemos dar el mayor respeto y Valorar nuestra fe.

Somos la única religión que profesa un Dios con nosotros, entre nosotros, Y no hablamos de imágenes sino de la presencial real de Cristo sacramentado. Cristo Vive, Cristo Rey..

Cristo, El pan de Vida


"Quien come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y yo le resucitaré en el último día." Juan 6, 54. Estas fueron las palabras condenatorias de los que buscaban cualquier pretexto para enjuiciar a Jesus...Cristo está hablando a los escribas y fariseos, quienes supuestamente basaban su vida en la Biblia. Jesús afirma que el mensaje de las Escrituras es Él: "Ellas son las que dan testimonio de mí..." Por eso les reprocha: "Pero no queréis venir a mí para tener vida". Es decir, aceptaban la Biblia que habla de Cristo, pero rechazaban a Cristo mismo.


En aquel tiempo, cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús. Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron: Maestro, ¿cuándo has venido aquí? Jesús les contestó: Os aseguro que me buscáis no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros. Trabajad no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura, dando vida eterna, el que os dará el Hijo del Hombre; pues a éste lo ha sellado el Padre, Dios…Os aseguro que no fue Moisés quien os dio pan del cielo, sino que es mi Padre quien os da el verdadero pan del cielo, porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo. Entonces le dijeron: Señor, danos siempre de ese pan. Jesús les contestó: Yo soy el pan de vida, el que viene a mí no pasará hambre y el que cree en mí no pasará nunca sed. ( Jn 6, 24-35)


Invitando a las gentes a descubrir lo que evoca la acción milagrosa de la multiplicación, Jesús indica que no precisan un realizador de milagros, sino ganarse la salvación: lo único que cuenta es el seguir a Cristo; han comido un alimento perecedero, pero, hay otro alimento que da la vida eterna. La gente pide a Jesús un aval, una garantía de lo que acaba de decir, a semejanza de lo que hizo Moisés con sus antepasados: Jesús responde afirmando que el sello de garantía del pan lo pone el Padre. Ante tal garantía, la gente no tiene más que una petición: “Danos siempre de ese pan”. Llegamos al momento culminante del diálogo: “Yo soy el pan de vida”. El que acude a mí no pasará hambre, el que cree en mí no tendrá nunca sed; el autor quiere decir que sólo Jesús es el alimento que lleva el sello de garantía. El trabajo que Dios quiere que hagáis es que creáis en el que El ha enviado. Trabajar en lo que Dios quiere no es trabajar en conocer mejor la Ley, sino en conocer mejor a Jesús y en adherirse a él.


El sello de garantía de Dios no lo tiene la Ley, lo tiene Jesús. Conocer y adherirse a Jesús es haber encontrado el alimento que sacia el hambre y la bebida que apaga la sed. Jesús, sin responder la pregunta que le hacen, echa en cara a sus interlocutores que le buscan, porque les ha dado de comer, pero no porque hayan entendido el significado de la multiplicación de los panes. Han comido, pero no “han visto el signo”; han recibido pan hasta saciarse, pero no han aprendido nada. Ahora bien, lo que alimenta de verdad y lo que da vida es la palabra de Dios. Este es el pan verdadero.